Las mamadas de mi vieja vecina son insuperables
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Descripción
La primera vez que mi vecina me chupó la polla fue un día en que la ayudé con las bolsas del supermercado. Cuando entré en su casa y las dejé sobre la mesa, me preguntó si había algo que pudiera hacer para agradecerme y le respondí que no hacía falta. Entonces, la guarra me dijo que no me dejaría irme de allí sin recompensarme antes, y se arrodilló para comerme el rabo. Ella misma sacó la polla de la cremallera, me bajó el calzón y se la metió en la boca mientras me miraba a los ojos. Desde que se puso a mamar, no se detuvo hasta que me corrí. ¡La zorra se tragó hasta la última gota! Después de eso… ¿Cómo no iba a regresar a por una mamada de las suyas todas las semanas?